Enric Urrutia, director de BIO-ECO, publica una entrevista a Julián Marcilla en la última edición de su diario. Descubre, a través de esta entrevista, como fueron los comienzos de Dispronat. A continuación, podéis leer un pequeño extracto:
[…] En 1987 la alimentación y producción ecológica estaba prácticamente en pañales, no existía una acepción concreta y la distribución era sobre todo de producción natural y dietética. En mi caso convertí mi motivación en una forma de vida. Recorrí el camino a la inversa, ya que, normalmente, se crea un negocio y luego “se vive” ese negocio. Yo llevaba años enfocando mi vida en el consumo y divulgación de los productos naturales y, a posteriori, de una forma fluida y totalmente espontánea nació Dispronat.
Ya en 1983 abrí mi primer negocio, un herbolario en Laredo, con una filosofía un tanto “especial”. Recogíamos las plantas en el campo y luego las comercializábamos a granel haciendo mezclas según las necesidades del cliente, vendíamos cereales, legumbres, etc. al peso. Teníamos una zona donde se hacían zumos naturales en el momento, bizcochos integrales e infusiones, etc. En fin, un espacio totalmente alternativo que en el año 83 era una oferta original y atractiva, pero que quizás por demasiado innovadora, no funcionó y, me parece recordar, al cabo de tres o cuatro años se cerró.
Recuerdo, como curiosidad, que para hacer el pan, nos desplazábamos hasta Daroca, un pequeño pueblo de La Rioja donde comprábamos sacos de trigo biológico. La molienda la realizábamos semanalmente en un molino de agua en Entrambasaguas (Cantabria) con el objetivo de que el cereal, recién molido, estuviese presente en el pan de esa semana, que se comercializaba en el herbolario, en el camping de Oriñón y en algunos supermercados de Laredo. Disfrutábamos enormemente con todo el proceso […]